CASA DE LA CULTURA DE ESLIDA Y ORDENACION DE LA PLAZA DE LA IGLESIA
21 abril, 2015
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Proyecto y Dirección de Obra: Javier Domínguez Rodrigo. Arquitecto.

Colaboradores: Cimentación y Estructura:Alfonso Gómez Ribelles. Ingeniero de Caminos.

Aparejador: Miguel Sancho Ribera

Promotor: DIPUTACION PROVINCIAL DE CASTELLON y AYUNTAMIENTO DE ESLIDA.

Sup.Total Construída: 494,86 m².

Proyecto: 12 Marzo 1984                                 Realización: Del 5/12/84 al 27/11/85.

[1] Para entender mejor el sentido de la cita, transcribimos a continuación el texto completo:

“Muchas de las situaciones con las que la obra confronta a su autor tienen una pluralidad de soluciones, pero esa misma pluralidad es finita y abarcable. El oficio es el que pone los límites a una mala infinitud en las obras de arte. Es quien hace concreta la obra, quien hace determinado lo que con un concepto de la lógica hegeliana podría llamarse la posibilidad abstracta de las obras de arte. Por ello, todo artista auténtico es un poseso de sus procedimientos técnicos: el fetichismo de los medios tiene también su rasgo legítimo”.

Véase la obra de Theodor W.Adorno “Asthetische Theorie”. Cito por la edición española “Teoría estética”. Ediciones Taurus. Madrid, 1980. Pág. 64.


 

Fig.161_ESLIDA-AereaLa intervención se localiza en el corazón del centro histórico de la villa de Eslida (Castellón), que constituye una de las poblaciones más bellas de la sierra de Espadán y cuya estructura urbana responde a la de núcleo tipológico de asentamiento en la falda de la colina coronada por un castillo (hoy en ruinas).

 

La plaza mayor situada en la parte alta del casco antiguo (medieval) está presidida por la iglesia parroquial (1430-1670) dedicada al Salvador. De primitivo estilo mudéjar, su arquitectura evidencia sucesivas adiciones y reformas, siendo su torre-campanario la pieza más significativa de un escenario urbano que comparte con la casa consistorial.

 

Fig.167_ESLIDA-DetallesEl proyecto encargado por el Ayuntamiento pretendía recomponer un espacio degradado (ausencia de mobiliario urbano, pavimentos,…), eliminando el barracón destinado a almacén municipal y reconfigurando la pequeña plaza de la Iglesia cuyo subsuelo debía compensar el reducido tamaño del solar.

 

La Casa de la Cultura proyectada se estructuraba a partir de una trama soporte definida por un cuadrado que se gira 45º con relación al paramento principal de la Iglesia. Con ello, se perseguía un doble objetivo: por un lado, dejar exenta la portada del templo, especialmente su torre, a fin de mejorar su lectura y resaltar el carácter urbano de la propuesta.

 

Por otro, posibilitar la penetración –superficial y subterránea (salón de actos)- de la nueva arquitectura en la plaza remodelando la escalinata, a fin de mejorar su conexión con la calle de los Reyes Católicos y permitir una imagen unitaria de mayor fuerza.

 

La escalera de comunicación vertical, se despegaba del cuadrado-base permitiendo su significación compositiva –exterior e interior- fortalecida por el uso de un cerramiento de vidrio moldeado autoportante que reinterpretaba la funcionalidad del inmueble. Así, junto con la pilastra colocada ritualmente exenta, tamizaba el ensanchamiento de la escalinata y afirmaba la conexión espacial entre los distintos ámbitos, plaza-calle.

 

El acceso principal se enfatizaba mediante un porche de traza triangular que conformaba y penetraba en la plaza, significándose por su mayor escala en una fachada intencionadamente diáfana como consecuencia de la voluntad urbana y monumental de la propuesta.

La entrada posterior se articulaba merced a un paramento ondulado y direccional, bajo un ámbito porticado que se constituía en tamiz espacial y patio-calle. Las pantallas se incorporaban como filtro entre el edificio y su entorno inmediato, logrando el cierre visual de la plaza y revalorizando su escala.

 

La cubierta se proyectó a cuatro aguas, a fin de resaltar la concepción volumétrica del diseño y el juego de los distintos elementos formales: escalera-cilindro, pantallas membranas y arquitectura-cubo.

 

La organización funcional del edificio era como sigue: porche, hall, oficinas, biblioteca, despacho, archivos y sala de lectura en planta baja. Antesala, sala de recepción, aseos, salón de actos con capacidad para 112 butacas (video-club, auditorio,…) y cabina de control en planta primera. Y bar-cafetería y sala de estar en las dos últimas plantas con acceso desde la plaza de la Iglesia.

 

Las preexistencias y la accidentada orografía del lugar, que hacían del edificio una verdadera atalaya de la villa junto a la búsqueda de la unidad en el lenguaje, determinaron la formalización de la fachada posterior con un claro predominio de los macizos, con la excepción de la membrana-torre y del tratamiento de la esquina.

 

El uso de la cita como deliberada condición ecléctica y manifestación de la herencia lingüística del movimiento moderno y la valoración del entorno-lugar mediante el juego de imágenes abstractas en la composición fueron así las claves de toda la formulación proyectual.

 

Por otro lado, la reconfiguración de la plaza como auténtica ágora del municipio exigía dotarla de un mínimo amueblamiento urbano: las farolas –cuya diagonalización conecta con la trama generatriz-, el monumento (columna), el arbolado, el banco-

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