HOUSING THE HUMAN.
Javier Domínguez Rodrigo.
Arquitecto.
El egoísmo electoral es una fuente inagotable de polémicas -pin parental, ¿de quién son los hijos?- a menudo diseñadas para, apelando a los cambios de mentalidad y de los patrones de conducta, anestesiar a la opinión pública.
El descrédito de las instituciones que lastra la legitimidad representativa y la ausencia de figuras que inspiren confianza en el puente de mando, exigen una regeneración política para abordar las reformas que se precisan.
Entre ellas, definir “nuevas formas de habitar” para un mundo diferente. Porque la construcción del hábitat del futuro exige tanto incorporar los avances tecnológicos –smart city, robótica,…- como dar respuesta a los desafíos inherentes al cambio climático: eficiencia energética, reducción de las emisiones efecto invernadero, restitución de la huella ecológica,….
El ritmo acelerado con que el mundo en el siglo XXI cambia, reclama un esfuerzo permanente de los arquitectos por satisfacer la incesante sucesión de nuevas demandas sociales, medioambientales, tipológicas,… que van apareciendo.
Todas estas cuestiones se han debatido recientemente a orillas del río Spree, otrora frontera entre Berlín oriental y occidental, con motivo de la celebración del certamen Housing the Human, que ha contado con la participación de la historiadora del arte Beatriz Colomina.
Hija del director de la Escuela de Arquitectura de Valencia Miguel Colomina Barberá, esta profesora de la Universidad de Princeton es una reputada experta en la relación de la arquitectura con la sexualidad –Sexuality&Space-, la publicidad –Playboy&Architecture-, la enfermedad, los medios de comunicación –Modern Architecture As Mass Media-,…
De la mirada interdisciplinar de Colomina surge el marco teórico que da soporte a las propuestas, que tratan de anticiparse a su tiempo, formulando cómo será en las próximas décadas el espacio de lo doméstico.
Muchos son hoy los pensadores interesados por adivinar el ADN de esa humanidad tecnológicamente mejorada –José Antonio Marina- o hacia dónde camina evolutivamente la especie en la era del posthumanismo -Yuval Noah Harari (Sapiens, Homo Deus,…)-, reflexionando sobre el sentido de la vida, la identidad, la mutación de la brújula moral, las emociones, los afectos,…
Conocer ese doble genoma, biológico y cultural, del ser humano es imprescindible para entender su extraordinario dinamismo y comprender el devenir de sus creencias, temores, capacidades, valores,…
Cada momento cuenta con sus propias playas y horizontes para fijar su singladura y su destino. La historia y la sicología ayudan a descifrar esas voces olvidadas de una biografía antropológica en la que unos primitivos antepasados mudos fueron capaces de inventar el lenguaje y los códigos.
El salto de la magia a la ciencia, de la religión a la razón, de la choza a la casa, de la naturaleza a la civilización y de una sociedad clánica a otra extensa y global, preludia un algoritmo evolutivo que anticipa los desafíos actuales de la cibernética, la inteligencia artificial computacional y la biotecnología.
El impacto de los avances científicos y sus efectos en la comunidad, el empleo, la sanidad, el bienestar,… no deja indiferente a nadie. Corresponde a los arquitectos proponer soluciones habitacionales para un amplio colectivo, pluricultural, íntimamente interrelacionado con las máquinas y muy heterogéneo en relación a sus patrones de convivencia sentimental y familiar.
La heterosexualidad y la monogamia cuentan ya con variadas alternativas -poliginia, poliandria, triadas, quads,…- que preparan una nueva geografía social. Simultáneamente los hogares poliamorosos se van llenando de objetos autónomos concebidos para múltiples funcionalidades -seguridad, comunicación, servicio, mascotas-robot, ocio,…- con una portentosa adaptabilidad a los gustos y exigencias de cada consumidor.
En la Muestra, la vivienda sirve de pretexto para investigar los rituales, las pasiones, las rutinas, los comportamientos,… en suma, las distintas formas y modos de habitar de los futuros moradores humanos, cíborgs y androides.
Ciento cincuenta años después de que Friedrich Engels denunciara el dramático problema de la vivienda para el proletariado industrial, germen del concepto de espacio mínimo existencial –Bauhaus-,la Alemania unificada lidera la investigación acerca de cómo solucionar la observancia del derecho universal a una vivienda digna reconocido desde 1948 por Naciones Unidas.
En esa búsqueda cósmica de una idílica Arcadia la arquitectura ha erigido obras fascinantes como la Cité radieuse de Le Corbusier. Gracias al Movimiento Moderno se han venido fijando los fundamentos sociológicos de la vivienda mínima, revolucionado una pieza clave como la cocina y consagrando los principios del higienismo y de la producción en serie -prefabricación-.
El hábitat como imaginaria nube tecnológica, como red comunitaria, no como bien raíz –Cloud Housing-, como modelo de reciclaje, como despensa ecológica, como hogar y cuna de la civilización, con atractivos prototipos de “barbacoa-perro-jardín”,… son algunas de las alternativas planteadas en el Festival.
La complejidad de los problemas internos y exógenos, surgidos de la necesidad y del deseo, continúa siendo un acicate para la superación con innovaciones constantes, que tratan de superar las limitaciones para alcanzar lo que se define como humanismo de tercera generación.
Más allá del choque de civilizaciones -Huntington, Toynbee,…-, si algo se exhibe en el congreso de Berlín es la necesidad de superar las imprecisas fronteras entre la tecnología, que tiene su propia dinámica, y la ética, cuya misión es dotar de sentido y significado a la vida.
Porque la arquitectura posee la fuerza necesaria para expresar cuanto la rodea -economía, libertad creadora, técnica, diversidad, simbología,…-. Pero sobre todo, tiene la capacidad de revelar la visión que las sociedades tienen de sí mismas, contribuyendo a la construcción de un mundo mejor.https://www.lasprovincias.es/comunitat/opinion/housing-human-20200203002154-ntvo.html