URBANISMO Y DEMOCRACIA: PRAGMATISMO O UTOPIA.
Javier Domínguez Rodrigo.
Arquitecto
Cuando se cumplen 40 años de urbanismo en democracia, cuya competencia reguladora el artículo 148.3 de la Constitución de 1978 otorga a las Comunidades Autónomas, se vislumbra un cambio de paradigma en el modelo.
La estructura legislativa franquista, sustentada en los principios de planeamiento jerarquizado y calificación-clasificación del suelo suministraba importantes fuentes de financiación a las haciendas locales, proporcionándoles además un amplísimo margen de discrecionalidad.
A pesar de la mudanza ideológica, la andadura constitucional ha acabado engendrando un complejo entramado legal plagado de duplicidades, disfunciones,… y gravado por unas ineficientes estructuras organizativas.
Esa falta de racionalidad, de ejercicio ponderado del poder al darse períodos con amplias mayorías y de un control judicial efectivo, posibilitaron lo que en el argot profesional se conoce como urbanismo de casino.
La sociedad valenciana se ha visto sacudida por cuantiosos escándalos de corrupción (Casos Brugal,…) cuyo triste corolario fue el estallido de la burbuja inmobiliaria, que provocaría la quiebra del modelo desarrollista devastando la red financiera regional (Bancaixa, CAM, Banco de Valencia,…).
El fracaso tanto en la lucha contra la especulación como en dar cumplimiento al artículo 47 CE garantizando el derecho a una vivienda digna, especialmente para los colectivos más vulnerables, son razones más que suficientes para hacer autocrítica y buscar soluciones.
La naturaleza estratégica de la planificación territorial en la disputa partidista explica el obstinado giro pendular -socialismo utópico, pragmatismo neoliberal,…- del marco normativo, que deja en el siglo XX un balance dispar plagado de contradicciones y lagunas.
La crisis económica, sacando a la luz las vergüenzas del sistema, ha pasado una descomunal factura, imponiendo una forzosa reorientación. El reto hoy es inmenso, ya que a reparar los errores del pasado debe añadirse la urgencia en dar respuesta a los actuales desafíos de la metrópoli: sostenibilidad, contaminación, cambio climático, suburbanización, déficit fiscal, gentrificación, participación, inclusión social, intermodalidad, gobernanza,…
En ese adverso contexto sociopolítico es en el que los profesionales tratan de abrir puertas al futuro impulsando proyectos innovadores y de progreso, como el Plan Especial de Directrius per a la mijora de la qualitat urbana dels barris de la ciutat -PED- elaborado por la Dirección General de Ordenación Urbanística del consistorio valenciano.
Se trata de un acreditado –Premio Nacional de Urbanismo Ricardo Santos Díez- planeamiento municipal, que apuesta por un cambio radical de rumbo en la actividad urbanística poniendo el acento en la regeneración urbana con el claro objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad consolidada.
El PED nace para generar con visión de futuro, un nuevo relato global de las necesidades de transformación y mejora del cap i casal, en línea con las recomendaciones de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aprobada en 2015 por Naciones Unidas.
De ese modo, el plan homologa internacionalmente a la capital del Turia, que asume las prescripciones y consejos de la Unión Europea recogidos en la Agenda Urbana Española y sigue la estela de otros emblemáticos proyectos estratégicos como Madrid Recupera, Barcelona 22@,…
Una de las principales aportaciones del PED es metodológica, definiendo áreas funcionales, al margen de la clásica delimitación administrativa de distritos y barrios. Paralelamente, se introduce un sistema de indicadores que añaden una dimensión cualitativa a los tradicionales estándares cuantitativos, posibilitando tanto un diagnóstico certero como la formulación de directrices de calidad urbana.
Ese análisis de múltiples datos y variables permite fijar amplias determinaciones valorando la identidad social y cultural de los diferentes barrios, fijando los flujos de movilidad, las ratios de aparcamiento público-privado, las características de la oferta y la demanda en el mercado inmobiliario, los factores definitorios de la vulnerabilidad, los usos globales, su compatibilidad, las condiciones de accesibilidad a los equipamientos sanitarios, escolares,…
La ventaja metodológica es que se propone una guía dinámica que permite dibujar una radiografía integral, técnica y sociológica de cada una de las áreas funcionales facilitando tanto el libre acceso a la información como la elaboración de programas de choque flexibles haciendo frente a las carencias detectadas.
Frente al carácter expansivo, único y excluyente se busca armonizar los estereotipos de capital Ferial, del Diseño, del Basquet, del Mueble, Turística, de la Información, Smart city,... Se entiende la ciudad como un todo policéntrico y se contribuye a producir la masa crítica necesaria para desarrollar diferentes polos con economías de aglomeración y actividades productivas emergentes.
En suma, el Plan establece las características de un modelo futuro de ciudad, comprometida, compacta, diversa y compleja, que ambiciona ser ecológicamente más eficiente favoreciendo un uso responsable del suelo.
Y también más justa y cohesionada con acciones de fomento de la vivienda en alquiler, de mejora del espacio colectivo, de rehabilitación edificatoria, de regeneración urbana, de protección patrimonial, de redistribución de los beneficios de las actuaciones urbanísticas,…
Su éxito o fracaso dependerá de cual sea tanto la gestión pública como la participación privada buscando soluciones alternativas a la escasez de recursos y al actual empobrecimiento de una parte significativa de la población.