EL CAMPUS DEL PASEO AL MAR.
4 octubre, 2015
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EL CAMPUS DEL PASEO AL MAR.

 

Javier Domínguez Rodrigo.

Arquitecto.

 

 

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Arquitectura 2015 el Colegio de Arquitectos de Valencia -COACV- quiere distinguir a la antigua Residencia de Estudiantes Luis Vives (1935-1954), incluida en el DO.CO.MO.MO Ibérico, reivindicando su rehabilitación y reapertura.

 

Auspiciada por los programas educativos del gobierno de la II República e inspirada, como su referente de la Colina los Chopos madrileña, en las ideas renovadoras de Giner de los Ríos constituye uno de los proyectos estrella con que Javier Goerlich Lleó planifica dotar a la capital de una Ciudad Universitaria.

 

La rápida consolidación del Ensanche noble de Mora tras el derribo de las murallas y la demora en la construcción de una ciudad-jardín en consonancia con el urbanismo utópico de Ebenezer Howard y Arturo Soria propicia la definitiva reforma del diseño inicial (Casimiro Meseguer, 1893) de abrir un gran camino-paseo hasta el Mar.

 

Goerlich consagra la transformación del primer tramo de la actual avenida de Blasco Ibáñez en campus urgido por el terrible incendio de 1932 en la sede de la calle de la Nave de la Universitat. En ese momento las Facultades de Medicina y de Ciencias se encuentran ya en ejecución aunque la guerra civil les va a imponer enormes retrasos.

 

La aprobación en 1946 del Plan General de Valentín Gamazo, introduciendo la edificación abierta y la trágica riada de octubre de 1957 que vuelve a dañar las viejas instalaciones universitarias precipitan los acontecimientos que en una década convierten el Paseo de Valencia al Mar en un auténtico campus.

 

Su artífice es Fernando Moreno Barberá autor de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos, del Laboratorio de Ciencias y de las Facultades de Filosofía -Letras- y Derecho, también catalogada en el DO.CO.MO.MO.

 

Todos esos edificios testimonian el discurso moderno de Moreno Barberá que había aprendido en Berlín con Paul Bonatz un estilo de trabajo -Arbeitsstil- y los principios del funcionalismo, enriquecidos más tarde tras viajar a Estados Unidos y conocer personalmente a Mies van der Rohe y Richard Neutra.

 

La influencia americana en la ordenación del conjunto resulta patente tanto en el tratamiento paisajístico de los espacios exteriores y de los patios como en el recurso a criterios visuales para la composición volumétrica.

 

La exquisita claridad y contundencia formal revelan la extraordinaria correspondencia entre la traza estructural y el complejo programa de necesidades docentes.

 

La sutil articulación de los diferentes pabellones, la planta libre, el control de la espacialidad e iluminación inferior (dobles alturas,…) y la destreza en la materialidad: seriación, pieles de vidrio, brise soleil corbuserianas,… dan como resultado una arquitectura excepcional.

 

La centenaria Universitat de València -Estudi General- tiene el privilegio de ser depositaria de ese colosal patrimonio construido. Y ello conlleva la responsabilidad no solo de su preservación sino también de favorecer su permanente puesta en valor.

 

Nunca es fácil envejecer bien y el campus del Paseo al Mar muestra hoy las cicatrices de su azarosa existencia, aunque la imagen mítica de aquella Ciudad Universitaria soñada por Goerlich permanece en la memoria de muchos de los valencianos que durante más de medio siglo se sucedieron en sus aulas.

 

La huella de la masificación estudiantil continua presente en los excesos volumétricos y en la colmatación indiscriminada de los primigenios espacios libres que alteran negativamente la percepción de la rigurosa edilicia original, especialmente de su ritmo compositivo y de su cuidada escala.

 

También la crisis económica ha supuesto un calvario para la institución académica y el cierre en 2012 del primer colegio mayor mixto de España, el Luis Vives, epicentro durante 50 años de la vida cultural y social del campus puso rostro físico a los recortes presupuestarios.

 

Afortunadamente el Colegio de los Arquitectos conserva buena parte de los archivos profesionales tanto de Goerlich, adquiridos en 1982, como de Moreno Barberá legados generosamente por su hijo Fernando en 2001. Y ello posibilita una recuperación fidedigna de las primeras construcciones, eliminando mutilaciones, añadidos y elementos impropios (sobreelevaciones, verjas, vallas,…) para restituir con autenticidad el perfil biográfico (tipologías, usos,…) de las preexistencias.

 

Es urgente restablecer una concepción global del campus redactando un Plan Especial que apueste decididamente por regenerar la escena urbana con nuevas peatonalizaciones (Rodríguez Fornos, Menéndez y Pelayo, Severo Ochoa,…). Y sobre todo cediendo a la Universitat edificios, como la antigua clínica de maternidad La Cigüeña y la Agencia Tributaria, que permitan asumir operaciones de vaciado y restitución de áreas ajardinadas, fundamentalmente en la saturada manzana que ocupan las facultades de Geografía e Historia y Pedagogía.

 

La renovación paradigmática del campus de Blasco Ibáñez serviría para revalorizar algunos de los episodios más brillantes del primer racionalismo -Goerlich- y del Estilo Internacional -Moreno Barberá- en la Comunitat.

 

Porque Valencia precisa reconstruir su ecosistema científico fortaleciendo -Agenda de Lisboa- la apuesta por la innovación, la creatividad y la excelencia de sus Universidades que constituyen los pilares sobre los que se asientan el progreso y la ciencia.

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