LA ARQUITECTURA MILITAR: RECONCILIACION U OLVIDO.
11 junio, 2018
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LA ARQUITECTURA MILITAR: RECONCILIACION U OLVIDO.

 

Javier Domínguez Rodrigo.

Arquitecto y Académico -RACV-.

 

La sesgada política de intervención en el Patrimonio Histórico Militar del consistorio, proclive al fundamentalismo, es fruto de una visión excesivamente dogmática y cerrada respecto del papel simbólico de los paisajes culturales que construyen la polifónica memoria antropológica de la ciudad.

 

Porque la pretensión municipal de obtener del Ministerio de Defensa la antigua Capitanía General, hoy sede del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad -CGTAD-, para convertirla en centro sociocultural, enmascara la finalidad oculta de difuminar la presencia del ejército en el territorio.

 

Ni el centro precisa de otra casa del pueblo, ni la administración más inmuebles cuando tantos posee cerrados (Relojero, colegio mayor Luis Vives,…) o infrautilizados (Marina Real,…).

 

Sorprende la obstinada pervivencia del paradigma pacifista OTAN NO. Bases fuera recuperado en 2001 con la oposición a la instalación en Bétera de la base de Intervención Rápida de la Alianza.

 

La apelación al temor de la población de ser objetivo de un ataque nuclear y la alusión a la Convención de la Haya -1954- carecen de sentido en un mundo globalizado y dotado de un potencial tecnológico y armamentístico, que en nada se asemeja al de los primeros años de la Guerra Fría.

 

Urge un llamamiento a la reflexión y a la autocrítica, tal y como viene recomendando la Unión Europea –Landscapes of War-, para que la extraordinaria herencia bélica del siglo XX se convierta tanto en testimonio riguroso y objetivo del pasado como en instrumento conmemorativo de la paz.

 

La corporación de Ribó debe meditar sobre ello, evitando politizar la puesta en valor de los refugios antiáereos de la guerra civil, pues tendría que primar un enfoque científico, historiográfico, riguroso y global del conjunto de escenarios y estructuras defensivas de la contienda.

 

Muchos países tras la II Guerra Mundial procedieron a la conservación museística de los principales espacios bélicos: Francia (Normandía, Verdún,…), Bélgica (Flandes,…), Rusia (sitio de Leningrado,…), Italia,…

 

La confrontación ideológica debería mantenerse al margen del debate sobre la idoneidad o no de determinados usos de las dotaciones castrenses. Además dada la posición marítima y estratégica de la capital, que la convierte en depositaria de un variado patrimonio de carácter militar unido indisolublemente a la historia de España, sería conveniente recabar un amplio consenso para cualquier decisión.

Por otro lado, no todos los edificios que todavía perduran fueron inicialmente construidos por y para fines castrenses. Tal es el caso del antiguo Real Convento de Santo Domingo, referente imprescindible de la arquitectura religiosa del cap i casal.

 

Es fundado por el teólogo dominico Fray Miguel de Fabra, confesor del conquistador, que en 1939 concede a la orden de predicadores el solar extramuros que hoy ocupa el que otrora fuera conjunto monástico.

 

Reedificado y renovado en sucesivas etapas, su estructura evidencia el complejo proceso edificatorio y la descontextualización impuesta por su forzado cambio de uso, primero con la invasión francesa y definitivamente con la exclaustración de Mendizábal.

 

De hecho, de no ser por la intervención de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos paralizando los derribos, su ocupación en 1839 por el Estado como parque de artillería y talleres de maestranza hubiera podido concluir con su definitiva ruina.

 

El mayor esplendor del convento va asociado a la figura de San Vicente Ferrer que siendo su prior lo transforma en un importante centro religioso y cultural. De ese periodo perviven las mejores piezas góticas como el claustro mayor y el aula capitular.

 

El conjunto monumental es un extraordinario testigo labrado en piedra con más de 750 años de historia. Asociado al esplendor teológico y pastoral de la orden dominica vive su apogeo con la canonización del santo patrón por el Papa valenciano Calixto III. Tras la desamortización pierde magníficas piezas, como la capilla del Rosario, la biblioteca,…

 

Valencia no puede olvidar que su morfología urbana es eminentemente defensiva: campamento-castrum- romano, alcázar y baluarte musulmán, fortaleza cristiana. En suma un recinto amurallado hasta la segunda mitad del siglo XIX.

 

El complejo monacal de Capitanía General es un Bien Cultural de singulares valores arqueológicos, funcionales, históricos, estructurales, tipológicos, paisajísticos, estéticos, simbólicos, constructivos, etnográficos,… claves para la identidad urbana y espiritual.

 

En buen estado de conservación, tras las importantes obras de consolidación y repristinación que en la década de los cincuenta se acometen a instancia del general Gustavo Urrutia, es uno de los edificios mejor valorados por los valencianos.

 

Extraña tan sectaria visión del cabildo sobre la milicia, ignorando su extraordinaria aportación al progreso, con personalidades locales como el ingeniero naval, científico (mide la longitud  del meridiano) y humanista Jorge Juan.

Aunque el mayor dislate de la propuesta del tripartito es su rechazo a consensuar con otras administraciones la formulación de un plan patrimonial a largo plazo, basado en la transversalidad, la participación ciudadana, la identificación de la población con la propuesta, el necesario equilibrio entre el disfrute social y la conservación, las sinergias divulgativas.

 

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