MÁS CIUDAD, MENOS ICONOS.
20 abril, 2015
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MÁS CIUDAD, MENOS ICONOS.

less is more

Javier Domínguez Rodrigo.

Arquitecto.

La deriva autoritaria provocada por la geopolítica de la globalización y el carácter de primera vuelta frente a las generales de las próximas elecciones del 24 de mayo, están dirigiendo el debate hacia las singularidades de marca de los partidos, eludiendo la valoración de los contenidos concretos de sus programas de gobierno.

Tan desafortunada situación contribuye aun más a que una inmensa mayoría de ciudadanos se sienta ajena a unas instituciones en las que no se ve representada. Cuando el medio urbano se ha convertido en explicito escenario del malestar social y del obsceno incremento de las desigualdades, resulta imprescindible volver la mirada hacia los problemas diarios que preocupan a los valencianos.

03-AOG2276 Es necesario acabar con el divorcio entre la población y sus dirigentes, devolviendo el protagonismo a la sociedad civil. Al fin al cabo la construcción de la civitas fue siempre una responsabilidad colectiva a la que contribuyeron de manera notable arquitectos, médicos, empresarios, sociólogos, artesanos, historiadores, periodistas, trabajadores, artistas,…

De hecho la arquitectura valenciana presenta una extensa nómina de obras (el Almudín, la Lonja, el Temple,…) y autores (Compte, Vergara, Monleón, Mora, Ribes,…) que legaron un universo de formas e ideas con las que interpretaron con un lenguaje propio los lugares y las topografías locales.

Iniciativas inmensas y corales como la ejecución desde 1358 por la Fabrica Vella de Murs i Valls del cajero fluvial para proteger el cap i casal de las peligrosas crecidas del Guadalaviar demuestran la capacidad y resolución de un pueblo para afrontar colosales desafíos.

Aunque es en el siglo XX cuando la metrópoli inaugura un proceso de profunda transformación morfológica, tras acometer definitivamente (1865) el derribo de su perímetro amurallado e iniciar uno de los periodos más fecundos y renovadores de su azarosa existencia.

Se llevan a cabo importantes operaciones de cirugía interior (Aymani) y reequipamiento sirviéndose de los grandes vacios (conventos de San Francisco, la Magdalena,…) generados por las desamortizaciones de Mendizabal, Espartero y Madoz. Paralelamente la capital se hace eco de las tesis higienistas y haussmanianas (apertura de la calle de la Paz,…), de las teorías de Ildefonso Cerdá (Planes de Ensanche,…) y del progresismo idealista de Howard (paseo al Mar,…).

El enorme crecimiento demográfico (entre 1960 y 1980 el número de habitantes aumenta en 260.000 personas) da lugar al planeamiento desarrollista que desdibuja los límites de la trama con su entorno natural (l’Horta,…) circundante.

Incluso dramáticos acontecimientos como la trágica riada de 1957 sirven para que aflore de nuevo la solidaridad y nobleza de la ciudadanía, a lo que contribuye con especial afán el arquitecto Fernando Martínez García-Ordoñez. Impulsor y artífice de la Solución Sur, este Mestre Valencià d´Arquitectura introduce la primera concepción supramunicipal del territorio, la Gran Valencia.

Resulta imposible desde la perspectiva actual no reconocer la extraordinaria aportación de García-Ordoñez en la búsqueda de una ordenación integral del área metropolitana. Conocedor de las experiencias del Greater London de Abercrombie -1944-, del plan de Estocolmo de Markelius -1951-, heredero del ideario humanista de Bardet y de las ilusiones orgánicas de Bidagor cercanas al expresionismo alemán, Ordoñez representa uno de los paradigmas indiscutibles del urbanismo.

Porque afortunadamente pese a los abultados errores y carencias del tardofranquismo los arquitectos continúan alumbrando obras de una calidad excepcional. La Torre de Valencia de Luis Gutiérrez Soto y las innovadoras propuestas tanto habitacionales como de espacios para la enseñanza de Santiago Artal, Fernando Moreno Barberá, Miguel Colomina, Vicente Valls, Pablo Navarro Alvargonzález, Antonio Escario, Alberto Sanchis, Camilo Grau,… dibujan un paisaje plural que enriquece la identidad multicultural de la ciudad.

La Transición pone el acento en la reivindicación social –El llit es nostre y el volem verd– del espacio público, germen del futuro Jardín del Turia en cuyo diseño puede reconocerse el talento y las hábiles manos de Ricardo Bofill, Vetge tu i Mediterrània, Juan Otegui, Eduardo de Miguel, Arancha Múñoz,…

Paradójicamente la bonanza económica y el cambio de ciclo político -VI legislatura- favorecen la desmesurada proliferación de ostentosos proyectos institucionales – Terra Mítica, Ciudad de las Artes,…- plagados de excesos y con sobrecostes de vértigo.

El fetichismo de unos gestores ávidos de lucimiento y el narcisismo de unos pocos hechiceros de la moda auspician la floración de megalómanas construcciones emblemáticas que acaban siendo caldo de cultivo del despilfarro y la corrupción.

La destrucción del paisaje y del patrimonio es uno de los más tristes legados para generaciones futuras. Por ello urge un cambio copernicano en la política y en la gobernanza. A los futuros gobiernos municipales y autonómicos surgidos de las urnas hay que exigirles menos cacharros mediáticos y mucho más ciudad.

Es urgente alcanzar un pacto para erradicar la pobreza energética, luchar contra el cambio climático y formular un enfoque metropolitano que garantice un modelo territorial sostenible. Y ello exige abandonar el nihilismo de la indiferencia recuperando la utopía social, renovadora y ética que caracterizó a los maestros del movimiento moderno.

Practicar un urbanismo de contención (Cabanyal,…), prestar una atención detallista a lo cotidiano (limpieza de las calles, seguridad, transporte,…), reconciliarse con el entorno (L’Horta,…) y preservar los servicios básicos son los factores que más contribuyen a la dignidad y bienestar de los ciudadanos. Y el sufrimiento de los más vulnerables exige desembarazarse de lo superfluo para que, como decía el poeta, ligeros de equipaje, recordando la máxima miesina de menos es más y parafraseando a Le Corbusier la arquitectura sirva para alcanzar la justicia y promover la igualdad social.

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