POR UN NUEVA ESTRATEGIA TERRITORIAL.
La sociedad valenciana angustiada por la crisis y los recortes vive un momento de inseguridad y desánimo colectivo. El agotamiento de un proyecto político incapaz tanto de dar respuesta a los principales retos y reformas que la compleja situación requiere, como de programar eficazmente el futuro, evidencia la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo.
Son muchos los desafíos de una Comunitat que exige reinventarse para volver a creer en sí misma. Los valencianos reclaman una nueva gobernanza urbana que ponga fin a las malas prácticas (sobrecostes de vértigo en la obra pública, saqueo de las cajas regionales, actuaciones megalómanas -aeropuerto de Castellón, Terra Mítica-,…), recuperando el prestigio y la honestidad de la marca Valencia.
Hace falta promover la convergencia reguladora en el ámbito urbanístico, para lo que resulta prioritario simplificar y homogeneizar (ordenanzas tipo) los anacrónicos procesos administrativos, evitando duplicidades y contradicciones.
Urge fortalecer el liderazgo metropolitano de todas las grandes ciudades (Valencia, Alicante, Elche, Benidorm,…), implementando un mapa de actuaciones estratégicas que ayude a sanear las haciendas locales reduciendo el tamaño de la Administración, eliminando duplicidades, disfunciones,… y sobre todo optimizando los recursos y racionalizando la gestión de los equipamientos deportivos, escolares, sanitarios, culturales.
En un mundo globalizado es imprescindible tener masa crítica y la Comunitat necesita una nueva visión de su territorio, acabando con los localismos autocomplacientes y haciendo que sus estructuras organizativas estén al servicio de la competitividad y de las iniciativas emprendedoras, facilitando la actividad económica -business friendly-.
Debe fomentarse un cambio del patrón actual de movilidad urbana por otro más sostenible y solidario (Carta de Leipzig 2007). Han de promoverse planes de rehabilitación medioambiental, de estímulo a la creación de fondos capital-riesgo, de captación de clusters internacionales afines a los sectores productivos autóctonos.
La internacionalización del turismo exige afrontar cuanto antes la revisión del modelo territorial global con criterios de sostenibilidad. El diseño bioclimático y la viabilidad medioambiental deben ser uno de los pilares de la planificación urbana, especialmente en la revitalización y recuperación integral de los centros y núcleos históricos. La resolución de conflictos, como el Cabanyal-Canyamelar, no admiten mayor demora y deben ser resueltos mediante el diálogo y el consenso.
Únicamente una gestión transparente integradora y participativa por parte de las instituciones públicas y de los agentes sociales posibilitará afrontar con éxito mejoras competitivas y planes estratégicos de relanzamiento de la actividad ferial, exportadora,… y de recuperación de sectores tan importantes como el turístico-inmobiliario, audiovisual,… La arquitectura debe buscar y construir respuestas que faciliten ese camino: smart city,…
En suma, la Comunitat debe aspirar a consolidarse como una región con identidad propia, plural, dinámica, abierta, cosmopolita, con mayor proyección internacional, proactiva, influyente, multipolar e inclusiva.